Un mozo ya retirado de la acción dejó varias anécdotas para contar en relatos increíbles de hechos que sucedieron en fiestas ocurridas en el partido de La Plata en donde le tocó participar.
Este trabajador de la bandeja, nació del lado de Berisso, pero creció en Villa Elvira, entre varias mudanzas desde Villa Alba a Aeropuerto para radicarse finalmente en el casco. Desde muy chico acompañaba a su padre, también mozo, a distintos eventos donde fue entendiendo la dinámica de su labor.
Hacedor de varias historias que bien podrían estar adornadas con varias grageas personales porque al entrevistado le gusta mucho edulcorar sus historias, según cuentan sus allegados.
Antes de entrar en sus relatos le vamos a imponer un mote para identificarlo y cuál mejor que el apodo de “Fernet” porque sus cuentos están “70-30” entre la verdad y las pizcas de un relato cuasi increíble para aquel que no vivió una situación parecida en su vida.
La peor inauguración de un local de fiestas
“Este servicio fue una changa particular que hice junto a un amigo que me invitó a trabajar, en un salón que se inaugura por avenida 32, no recuerdo si por San Carlos o Melchor Romero”, contó.
Y siguió: “La cuestión que venía todo bárbaro hasta que llegó el vals. La fiesta la había garpado un conocido diseñador de modas de esa época que tenía varias chicas en su staff de modelos y la cumpleañera era una de ellas”.
“Se bailó a las 12 y arrancó el problema porque el padre se puso celoso de la hija porque ella tenía, entre los compañeros del secundario, un novio que la familia no estaba enterada”, apuntó el entrevistado.
Gesticulando y situándose en el lugar, como serán a partir de ahora todos sus relatos, “Fernet” aseveró que “fue terrible porque el papá de la nena de 15 lo agarró al novio a cachetazos y lo sacó de la fiesta. La chica trató de intervenir para que no le pegue y también la revolcó a su propia hija por el piso. Lo raro que la familia no se metía, seguro que sabrían que el tipo era un violento, tuvimos que separar nosotros. Para finalizar, claro que la fiesta se suspendió ahí, fue que al diseñador le agarró un infarto y casi más se nos muere ahí. Se lo llevó la ambulancia y después nos enteramos que zafó”.
La novia infiel durante el casamiento
El entrevistado anticipó que situaciones como el casamiento de la película “Relatos Salvajes”, con ribetes diferentes, las vivió en varias oportunidades viendo novios o novias infieles que llegaron a tocar los límites de la locura en plena fiesta.
En este caso, destacó que “la fiesta fue en el quincho del Camping de Judiciales en 505 y 28, espectacular el servicio de la empresa que había ido. En esa época los mozos animaban las fiestas, hacíamos batucadas, trencito, bailábamos, éramos parte de la alegría. Yo venía de varios servicios desde la mañana y pedí quedarme como encargado de cocina. Ya sobre el cierre, antes de la torta, fuimos achicando toda la mercadería porque ya terminaba la jornada. En eso salgo afuera, me senté a fumar un pucho en la parte de atrás de la camioneta y me consulta el dueño cuánto faltaba para cerrar y le contestó que restaba la torta y el café, que ya estábamos achicando. Achicar se trata de llevar lo que no se usa, para aquel que no sabe. Faltaba la novia y era el motivo de la demora”.
“La empiezan a buscar, algunos familiares y nosotros que nos queríamos ir. El dueño de la empresa fue a entrar a un baño, alcanzó a ver lo que pasaba, cuando le cerraron la puerta de prepo. Ahí vino y me pidió que juntemos todo porque se iba a pudrir. No pasaron cinco minutos entre dicho y hecho. El novio con el amante arrancó a las piñas, amigos y familiares contra amigos y familiares. Vi mujeres salir por una ventana y los tipos caer arriba de las mesas donde volaba toda la vajilla. Un descontrol. Yo me cagaba de risa y el dueño quería que vayamos a sacar las cosas, al que se cruzaban le daban, hasta los mozos cobraron ese día”, aseveró.
“Hulk Hogan lo miraba como Superman a Flash”
“Estuve en un fiesta en el Barrio El Rincón en el salón de Camping del Colegios de Abogados con más de 200 invitados que terminó parecido al de Judiciales, pero con un solo tipo contra varios”, aseveró “Fernet” casi reviviendo el momento.
“Yo ese día hice de mozo y después de portero, que me lo pagaron aparte, porque después de las 12 venían como 50 invitados más, todos amigos del novio. La fiesta se descontroló. Yo mismo los vi como se entalcan la nariz en el baño los muchachos y chupaban como locos, ya habían entrado bastante puestitos. La novia se metió al baño para pedirles que bajen un poco y salió llorando. La agarró la madre que estaba junto a un familiar, el tipo hablaba en inglés y era como Hulk Hoggan, el de la película de Rocky III, que había venido casualmente desde Estados Unidos. Allá practicaba lucha”, apuntó.
En ese sentido, el mozo prosiguió su relato al advertir que “no va, que paso uno por detrás del tipo, ya te digo, grandote como una puerta, los brazos eran dos espirales de rueda trasera de camión, diciendo que le había tocado el culo a la novia. El grandote lo siguió con la mirada como Superman a Flash y lo manoteó del cuello levantándose en el aire. No te miento, (por algo le dicen ‘Fernet’) con una sola manó lo tiró arriba de la mesa de dulce. Partió el tablón con el tipo. Ahí se descontroló todo, eran 300, como la película de Zack Snyder contra uno. Yo me le colgué al tipo para frenarlo y me revoleó por los aires. No me metí más, que rompan todo”.
Quizás atendiendo la mirada del entrevistador al relato salvaje de un hombre pegándole a un grupo de invitados feroces, borrachos y descontrolados, además de que la familia de la novia había salido en su respaldo, “Fernet” puso el punto: “Estaba un camarógrafo grabando toda la pelea. Había un familiar que le pedía que no grabe y el tipo se corría y filmaba. Cuando le pregunté me dijo que tenía todo grabado, hasta la novia le había pegado una patada en el culo. Así que esa fiesta en algún lado debe estar. Ahí salgo yo colgado al grandote que no lo pude parar. Ojo, todos terminaron en la Comisaría y los novios separados”.
El hombre que buscaba a Robin Hood
“Esta fiesta se hizo en un local chiquito en calle 56 frente a Le Blond, otro salón muy conocido. El novio de un flaco que se casaba era un amor de persona. Chistoso, macanudo, charlatán. Nos contó que había una pastilla para no mamarse. Tipo cuatro de la mañana viene y me pide una copa de champagne y me cuenta que había consumido cocaína y que se clavó otra pastilla para no emborracharse.” sostuvo.
Afirmó que el entrevistado que ese amoroso casamentero en poco tiempo sufrió una transformación que lo llevó a encerrarse en un baño, arrancar inodoro, pileta, puertas vaivén, caños y salir desaforado del wáter en busca de acción. “Yo estaba en la cocina lavando la vajilla y se me para en la puerta de la cocina y pregunta: ¿Algún Robin Hood que me quiera pelear? Yo lo miré y no le di bola, cuando me agacho me pasó volando por arriba de la cabeza una botella de champagne que se estrelló rompió todas las copas apiladas”.
Con su metro ochenta y sus más de 130 kilos, Fernet encaró al novio desencajado y le apuntó: “Vos querés un Robin Hood, yo te lo voy a dar. Lo encaré para matarlo, me agarraron mis compañeros y un gordo grandote que me dijo que era el Comisario de la Novena, tío del flaquito, que me dijo que lo resolvía. Para nada, se me vino con dos botellas, agarré un palo de escoba y se lo pegué en la pata, lo doblé, ahí se arrodilló y nos tiramos todos encima, hasta el Comisario. No sé de dónde, pero al toque llegó una ambulancia, le metieron una pichicata que lo planchó y se lo llevaron. En la semana vino la novia a pagar, era abogada, nos pidió disculpas, nos contó que el flaco ya tenía problemas con las medicaciones y que el quilombo de la fiesta la había hecho arrepentir por lo que se había separado. El flaco terminó en un neuropsiquiátrico”.