#Por Marcelo "Chelo" Moriconi

Villa Elvira atesora en sus recuerdos a muchos personajes conocidos de la ciudad. Muchos por sus obras, por la cultura, el deporte y la política. Pero también existen esos personajes populares que, sin pretenderlo, se han metido en el corazón de los vecinos.

Hace un tiempo recordamos a Rubén “el Chifle” Dominguez, un risueño cartero que conocía palmo a palmo la localidad y a sus vecinos. En esta oportunidad, la historia de nuestra querida Villa Elvira nos lleva a Omar “el loco” Garzo, fallecido hace algunos años, muy reconocido por ser el fotógrafo de las escuelas de la región.

Omar, vecino de 10 y 83, el mote de loco no le cayó por su rebeldía sino por su simpatía y don de buen tipo. Risueño, jodón, de voz rasposa, estaba presente en cada uno de los establecimientos educativos para hacerles a los chicos la foto anual.

Aquellos que lo conocieron afirman que le gustaba la pesca y acostumbraba a escaparse a Valeria del Mar o Mar del Plata para despuntar el vicio.

Claro está que, para una generación de trasnochados, en el buen sentido, este afable fotógrafo de Villa Elvira, que alguna vez fue diariero, no es más que “Herminio”, anfitrión y seguridad de uno de los boliches emblemáticos de la ciudad: Macondo.

Siempre de traje, con una sonrisa de oreja a oreja, “Herminio” recibía a los visitantes al reducto de calle 45 que administraba “el negro” Morales, acomodando a los clientes en la entrada con un  cariñoso: “Criaturas por aquí”.

Ojo, este cordial, divertido y buen tipo, podía convertirse en otro muy bravo si le faltaban el respeto o el danzarín con unas copas de más se ponía cargoso. De todas formas, Omar era el más querido y respetado de la noche.

A veces, pasar por la vida para muchos es un camino sin pena ni gloria, pero para otros, sin proponérselo, termina siendo un gran reconocimiento, como en este caso, el del “loco” Garzo que, en base a sus bromas, sus chistes y su bondad, se llevó un pedazo de nuestro corazón.