Este tipo de imágenes no son nuevas y a esta altura no escandaliza a nadie, pero es parte de la profunda crisis que vive crisis el país y hace que sean cada vez más los que no encuentran otra solución.
La basura, ese descarte de la sociedad, es lo que les da el sustento diario. Les da alimento, ropa y, quizás, algo de valor que pueden cambiar por unos pocos pesos. Ellos están obligados a romper bolsas en un basural para sobrevivir. La mayoría ni guantes tiene, solo los mueve la fuerza que les da la desesperación. No están ahí porque les gusta; de hecho, estar ahí es como estar en el mismísimo infierno.
Ellos son los desesperados que revuelven cada una de las bolsas que dejan en sus canastos los vecinos o aprovechan de aquellos lugares como escuelas en donde se descarta algún alimento que no pasará el fin de semana y que no se le puede dar a los chicos.
Bucean entre las bolsas tratando de encontrar algo de carne, verduras o lácteos vencidos. Lo que encuentran lo meten en bolsas sucias y se lo llevan a sus casas para poder preparar algo en la cena y comer junto a sus hijos.
Esto no es ficción, esto no es relato, ocurre en Altos de San Lorenzo en donde se obtuvo la foto, como en Villa Elvira y en el resto de la ciudad. Esto no es “sensación” de hambre y miseria; esto es lo que pasa en muchos lugares de nuestro país, aunque muchos prefieran mirar para otro lado, pero esta gente está al borde del infierno.