La Municipalidad de La Plata, declaró al Parque San Martín área de protección y recuperación ambiental, y en el objetivo de recuperar espacios verdes, pondrá fin a una cancha de fútbol de dimensiones profesionales, ubicada a la vera de la calle 54, entre 25 y 27, resaltó 0221 Diario en un amplio repaso del histórico reducto futbolero platense.
En 1930 allí descollaba Herminio Masantonio, el tercer goleador máximo del fútbol argentino. Lo bautizaron "El Maracaná platense". Una historia de cien años que contuvo partidos y finales de Liga Amateur Platense, partidos de otras ligas independientes, de los Juegos Bonaerenses, y educación deportiva en varias escuelas integrales de fútbol.
Todo comenzó en la década del veinte del siglo pasado, y este informe de 0221.com.ar confirma que en 1930 fue local el Club Platense, cuando entre veinte equipos logró el primer lugar de la actual Liga (entonces denominada Federación Amateur Platense), con un goleador llamado Herminio Masantonio, quien tras esa conquista en el Parque San Martín marchó a Huracán.
La cancha era similar a un potrero, delimitado con una baranda. Y como la cancha del Parque no estaba lejos del Regimiento 7 de Infantería —hoy Plaza Malvinas—, allí se enteró el coronel Tomás Adolfo Ducó, ya dirigente de Huracán, sobre la existencia de un terrible centrofoward de 20 años que contrataron para la nueva era del fútbol profesional que se inauguraba en 1931. Del Parque San Martín al Parque Patricios, no falló el olfato de ninguno. De Ducó por estar atento, y de Masantonio por los 253 tantos que conservan su nombre en el tercer puesto del registro histórico de los artilleros de AFA, detrás del máximo Angel Labruna y de Arsenio Erico
Cuando Platense dejó la práctica del football, la cancha de 54 y 26 quedó en concepto de “tenencia precaria” para el Centro de Fomento y Biblioteca General San Martín, por un decreto firmado por Domingo Mercante, entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Este San Martín, fuerte por su Biblioteca en su secretaría en 53 y 22, participó solo un año oficialmente en el fútbol platense.
En esos momentos la ciudad tenía, además del Parque, muchísimos campos de juegos en la planta urbana; en 36 y 11, Nuevo Mundo; en 42 y 14, Nacional; en 71 y 12, Gutenberg; en 49 y 21, Huracán; en 60 entre 21 y 22, Everton, hasta que en 1950 la familia que había cedido las tierras exigió su devolución tras cuarenta años de “football” en lo que popularmente se conoció como la cancha de “El Zanjón”.
El viejo Everton llega al Parque San Martín
Everton tenía ese problema del campo de juego, que sumado a cierta dificultad financiera lo dejó sin competir en 1954. Hasta que el 30 de junio de 1960 se suscribió un contrato entre CFyB San Martín, en el acto representado por Carlos Vaninetti, y del lado de Everton, por don Joaquín Fernández Sierra, para que un Convenio-Comodato certificara que la cancha del Parque “será de uso exclusivo” para los dos clubes, “en la medida que lo requieran sus obligaciones en la Liga Amateur Platense, y a los fines de entrenamiento de sus planteles, dos veces por semana”.
Si bien en los diarios se anunciaba como “la cancha de Everton”, la de 54 y 26 nunca fue de El Decano, y durante un tiempo compartió localía con el Club Riachuelo. Los vecinos se repartieron las simpatías entre Everton y aquel otro club con sede en las proximidades del Parque Saavedra.
Se mejoró la fisonomía mediante rellenado y sembrado del campo, construcción de vestuarios y torres de iluminación, aspecto que hizo posible los campeonatos nocturnos, que bautizó al escenario como “El Maracaná platense”. En 1966 animaron la final “Joyería Neyra” y “Don Omar”, final que dio inicio a las 21.30, “con un preliminar amistoso entre los cuadros superiores de Everton y Atenas”.
Quienes calzaron botines o bien zapatillas para jugar en esta gramilla, dieron fe de haber disfrutado de figuras con pasado profesional, como el arquero Santos Gioffré, ex de Estudiantes en el ascenso del ’54, y de Julio Gagliardo, wing que vistió las camisetas de los dos gigantes de nuestra ciudad, la de Racing y otro poco en el Everton platense.
Un barrio de cracks
Horacio Alberto Ferretti fue un historiador que firmaba historias de vida deportivas en el diario El Argentino, y fue además promotor de una Peña del Fútbol Amateur, a través de la cual se juntaban a compartir una comida y agasajar a ex jugadores. Participaban también meros amantes del fútbol y el quincho del Parque San Martín fue el escenario del cuarto aniversario de la Peña.
En el ’66 participaron cuatro glorias de la Selección Argentina, finalistas de los Juegos de Amsterdam 1928: Manuel Ferreira, Domingo Tarascone, Saúl Calandra y Alberto Helman; el cuarteto, rodeado de otros jugadores, hinchas y periodistas, posaron para una fotografía sobre el arco que el Parque tiene más próximo a la Catedral.
A metros de la cancha, cruzando la calle 54, vivieron dos fenómenos de la cancha y la vida. Ricardo Sartori (del famoso Lobo de 1962, jugó el amistoso ante Santos de Pelé) vivía en 54 y 23, esquina donde hoy se erige un moderno edificio; y en la cuadra siguiente, en 54 y 24, otra esquina era la de Alberto Santilli, quien vistiera la camiseta de Boca hasta la Reserva.
Los dos jugaron para Universal el torneo del "Maracaná", quedando un recuerdo que el propio Santilli llevó hasta la muerte. La había “pisado” y con tantos lujos, que los rivales mal interpretaron como una “canchereada” de su parte y terminó en batalla campal y partido suspendido. Santilli regresó a la reserva de Boca con una mentira respecto a su cara llena de moretones. Para él, en el Parque, ya de grande, no había cosa más linda que ver tocar la vitrola debajo de algún árbol a “Toto” Pedemonte, figura del Everton campeón de 1947 y luego ídolo en Colombia.
Se alambró con una venta de Rubén Bedogni
Ruben Delfor Bedogni era el 9 de Everton, que con su imparable arranque agujereó redes de esos arcos, en Cuarta y Primera de la Liga en 1963. Al año siguiente saltó a la tercera división Estudiantes (“La que mata”) y con Osvaldo Zubeldía logró el Torneo Metropolitano de 1967. Al venderse “Pelusa” a Rosario Central, su club de origen amateur recibió “el 10% por una cláusula de futura venta; con esto los dirigentes alambraron la cancha de mi querido club de barrio”, cuenta orgulloso Bedogni con sus canas de 80 primaveras.
El periodismo radiofónico trabajó al borde del campo de juego, con la emoción de Víctor Cespón Ayala, relator platense que hizo las primeras transmisiones desde el Parque San Martín (y otros campos) para C X 159, emisora Real de San Carlos, con antena en el Uruguay. Fue en mayo de 1966 el debut, y comenta un vecino, Néstor Pieroni que “Cespón me hizo una nota después de jugar para Everton contra Verónica acá en el Parque”.
Apodado “Manzana”, fue aquel su debut con la “4” azul y amarilla en lugar de Jorge Valente (hombre que en los 2000 aspiró a la presidencia de Estudiantes). Sergio Marchi, actual secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) se puso los botines de Correos y Telecomunicaciones, que en los ’70 fue local en el Parque. Paradoja, porque aquel equipo afiliado a la Liga era del sindicato, y en el futuro el “Turco” Marchi sería jugador profesional de Gimnasia y San Lorenzo y representante gremial de sus colegas.
Finales a cancha llena en La Plata
El sábado 21 de enero de 1978 se consagró Villa Montoro por tercera vez consecutiva al superar a Everton 2 a 0 con goles de Oscar Álvarez y Dardo Villegas. Esa tarde en calle 54 fue espectador Raúl Alfredo Letanú, delantero potente del Pincha —fallecido recientemente—. Decía una crónica que “Letanú estuvo acompañado de dos bellas damas y un pequeño pekinés”. Aquella tarde entró en el equipo derrotado un chico de 16 años, Walter Casamayou, quien vivía cerca de la cancha, hoy periodista.
Montoro recién supo que era campeón en la semana, cuando su inmediato perseguidor Ringuelet, que hizo las veces de local en el Parque —solo durante este Cuadrangular— y perdió los puntos por “estar mal marcadas las líneas de cal”, según informó el árbitro Dipp
Otro azulgrana, Unidos de Olmos, gritó campeón en 1984 en un Cuadrangular que tuvo gran marco de público durante las seis fechas que tuvieron como escenario el Parque; cada sábado, en dos turnos, las 14 y las 16 horas. A cinco minutos del final, contra Pettirossi, un remate de Gustavo Guadarrama desató la fiesta olmense en el arco cercano al Hospital Italiano. Difícil fue la vuelta olímpica ya que después de una agarrada entre jugadores, la barra de Ensenada arrojó piedras, palos y botellas hacia el campo queriendo evitar el festejo rival.
“Apuntale a los eucaliptus si querés hacer el gol”, le decía Miguel Melendez a sus dirigidos del Club Brandsen. Es que Miguel tenía historia de cañonero efectivo y cuando iba al Parque tenía su propio secreto en los remates.
Muchos llegaron a ser locales aquí: INDECO (Cuadrangular de 1977), CF Manuel Belgrano (el de sede en 33 entre 12 y 13), Casa de Italia (hoy Círculo Italiano de diagonal 74), Trabajadores Municipales (entidad desaparecida), Asociación Brandsen (solo el primer año de su estreno liguista, 1985), El Fortín de Zona Sur, Universal y For Ever (en varios períodos). A ellos se agregan los cuatro primeros: Platense, CF Biblioteca San Martín, Riachuelo y Everton, y los Seleccionados de la LAPF en juveniles y mayores, destacándose una final por la Copa Sudeste entre La Plata y Rauch, el 19 de febrero de 1978.
Otras ligas, escuelas y el último gol oficial
Se llamó Liga Amistad Platense y aquí tuvo escenario entre 1974 y 2001 con equipos que llevaban nombres de barrios y plazas, y el religioso abono de dinero de cada jugador para cubrir el alquiler de la cancha, según contaba el presidente fundador Humberto “Cacho” Bonelli, recordado vecino y DT del equipo llamado precisamente Parque San Martín.
A fines de la década del ochenta LIFIPA avanzó en el Concejo Deliberante con intenciones de aprovechar el predio, y el expediente administrativo de un concejal puso en jaque al CF San Martín, preguntándose “en qué condiciones estaba el predio y si lo utilizaban”.
El último partido oficial de la Liga Amateur fue el sábado 25 de septiembre de 1995, tarde soleada que midió a Everton y Sport de Magdalena, 1 a 1. Una semana antes se vivió un clásico Everton y Universal, con victoria local 1-0, por cabezazo de Martín Menghini. Ese torneo significó una inmensa satisfacción para los hinchas del “Decano” al lograr el título tras 48 años.
Un organismo de Seguridad Deportiva obligó en 1996 a que los clubes mejoraran la infraestructura, y con doble alambrado perimetral, que en este caso fue imposible por hallarse dentro de un paseo público. “Con esta cancha tenes que hacer una excepción, le pedí al presidente Daniel Costoya”, recuerda Gustavo Fracassi, presidente de For Ever, club que también se retiró del Parque con un título en Primera B. Fue ésta entidad que había conseguido recursos para renovar el alambrado, pero vino la clausura-
En esos años 90 corrieron por este campo jóvenes con futuro internacional, Juan Turchi (Nueva Alianza) y Lucas Lobos (Olmos), integrando seleccionados juveniles. Otra figura, con nivel de Selección, fue Rubén Agüero (del Estudiantes bicampeón ‘82/’83) que a sus 34 años hizo un alto en el fútbol grande y defendió los colores de Everton. El “Negro” vistió la 7 y fue expulsado un sábado primaveral donde la lluvia tornó el Parque en un fangal.
Triste récord en un clásico
El 15 de mayo de 1988 la cancha tuvo repercusión mediática a nivel nacional. For Ever (el local) y Everton animaron un clásico en la B que terminó muy mal. El árbitro Roberto Saenz, con los asistentes Bordagaray y Soria, cerraron la planilla con el 1 a 1 y anotaron en la misma dos expulsados por cada equipo, pero en verdad informaron a veintinún jugadores “para poder salir de la cancha”, reconoció el juez. Se salvó el capitán de For Ever, Hugo Duba, que “pese a ser del equipo del equipo supuestamente perjudicado, “mantuvo el respeto y trató de separar”.
El Parque albergó Torneos Juveniles Bonaerenses, de la Colectividad Peruana, y vio crear la primera Escuela de Fútbol para niños dirigida por José Seit y Ricardo Infante (estrella del fútbol en los años 50 y 60). También tuvo la docencia futbolística del profesor Raúl Garzia, y la que más tiempo estuvo fue EFI con la dirección de Oscar “Puchi” Mendoza y de su hijo Gastón Mendoza (hoy PF de Olimpia de Paraguay). Los últimos en disfrutarlas fueron los del CF y Biblioteca San Martín, con Martín Smith, y el femenino de Talleres del Provincial.
Se cuentan las horas para el final. El alambrado resiste con sus 77 postes de hormigón, un par de rejas, los bancos de suplentes, recinto, vestuarios, galpón de utilería, casa del casero y quincho. Ya se demolió una casa que estaba sobre el sector que fue el ingreso histórico, en 54 casi 25. La sociedad cambió y el progreso trajo un paisaje de rascacielos.
Por aquí quedan rastros de fútbol con hinchadas, policías a caballo, vueltas olímpicas, figuras prematuras y algún consagrado ya de vuelta; con automóviles que estacionaban a metros del alambrado, en una “platea” muy particular. Nunca tuvo tribunas, pero con una torre de ABSA en desuso se improvisó una “cabina” donde filmó la prensa. El Parque San Martín es una historia de cien años que está por desmantelarse. Seguramente, en su espacio verde recuperado, seguirán tronando goles desde el alma. Fuente 221 Diario.