El 9 de diciembre se despide Vaccaro y no merece irse por la puerta de atrás

   “Ni fenómenos cuando ganamos ni desastres cuando perdemos” decía el recordado técnico uruguayo, Luis Garisto, cuando llevaba los destinos de Estudiantes de La Plata. Lo mismo podría decirse de la figura del actual administrador comunal de Villa Elvira, Carlos Vaccaro, que pronto está por dejar su puesto.

   Llegó entre gallos y medianoches cuando la administración de 7 y 82 no dejaba de presentar inconvenientes. Luego de paso de Federico Molla sin mucho brillo y una complicada gestión con muchos altibajos de Guillermo Ferlín.

   En su momento, la gestión de Julio Garro planteó la posibilidad de contar en el cargo con alguien de peso y vinculado a la seguridad, Carlos Mariazcurrena, que a las pocas horas de asumir autores ignorados tirotearon su vivienda.

   Debido a esa situación, el grupo encabezado por Luis Barbier, padrino político de Juntos por el Cambio en la región, decidió que Guillermo Ferlín se mantuviera, a pesar de sus problemas cardíacos, al frente de la Delegación hasta encontrar su sucesor.

   Fue así que apareció la figura de Carlos Vaccaro, “Pirolo” para los allegados, trabajador municipal sin ningún tipo de recorrido a cargo de dependencias de la comuna. Pronto se hizo cargo de la administración, puso la cara y salió en una traffic a recorrer la localidad.

    “Para aquellos que piensen que la Delegación de Villa Elvira es fácil, se equivoca” comentó alguna vez un viejo trabajador de la dependencia. Así y todo, Vaccaro pudo sortear varios inconvenientes y, si bien no trascendió puertas afuera, golpeó varias veces las mesas de reuniones con aquellos encargados de la gestión que administraban las delegaciones.

  

    Y así trabajó, desde el silencio, atendiendo la demanda que estuvo a su alcance y que desde 7 y 82 pudo evacuar. El resto de los pedidos que pasaban por distintas direcciones o decisiones del Ejecutivo, poco pudo hacer. Como así tampoco, en varios barrios, le correspondió el trabajo de cooperativas que no realizaron sus labores.

   De bajo perfil, aceptando, no debió hacerlo, las imposiciones de su espacios que pretendieron fortalecer las figuras de otros actores políticos y no darle la chance a alguien que siempre charló con el vecino de frente.

  

   Obviamente que Vaccaro supo cosechar críticas y que algún que otro vecino estará enojado por estas horas por algún motivo de alguna cuestión que no le pudo resolver. Pero créalo o no, si estaba a su alcance, este administrador lo hubiese abordado.

   Seguramente no fue el artífice que Cambiemos gane por mil votos en Villa Elvira en una de las últimas elecciones ni el responsable de haber perdido por más de seis mil. Este hombre que se va, seguramente aparcará su remolque en la reserva de Punta Lara varios días mientras mira sus cañas, ha realizado, en la medida de sus posibilidades, una aceptable gestión.

    Por eso decimos que no merece irse por al puerta de atrás en alusión de la decisión de los vecinos y vecinas de la localidad que, en gran demanda, pidieron un cambio de gestión. Villa Elvira, Altos de San Lorenzo y Los Hornos le aportaron a Julio Alak un gran colchón de votos.

   A razón, y a modo de despedida, comprendidas las limitaciones que tuvo y las tareas que desarrolló, resaltamos su espíritu de trabajo y el trato brindado al personal municipal que ha hablado bien de su figura. De esta forma, siendo su  despedida, saludamos a Carlos Vaccaro y su equipo de trabajo.

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