Arrancó el año escolar y de la mano llegaron las quejas de los conductores por la gran cantidad de faltas que se cometen a diario con los autos que se estacionan en doble fila en la puerta de los colegios.
El estacionamiento en doble fila, una modalidad que perjudica a diferentes actores de la vía pública, vuelve a presentarse en las escuelas de la región y aquellos automovilistas que aceptan y acatan las normas de convivencia se quejan de los infractores. Como todos los años, la permanencia de autos en la puerta de los colegios a la hora pico complica el tránsito e implica un alto riesgo de accidentes, aunque todo hace pensar que en La Plata, esa acción está permitida.
Vacía de sanciones, multas ni advertencias, la ciudad observa como las mañanas, mediodías y tardes, sus calles se vuelven un descontrol. Autos en doble fila, muchas señales de balizas por doquier y autos abandonados en cualquier lugar. Todo vale en la entrada y salida de los colegios.
Quizás nadie repara que esta infracción comunitaria le podría costar la vida a una persona que necesite trasladarse de urgencia a un nosocomio. Se moriría en el camino. O que otro vecino llegue tarde a su trabajo y que se quede sin empleo. Peor aún, la imprudencia de dejar el auto mal estacionado puede provocar un accidente que a otro le costaría la vida. No importa. Llegar a la escuela y estacionar en la puerta, sin mirar alrededor ni ser empático con el prójimo es un privilegio de pocos, que parecen muchos, y que la Municipalidad de La Plata permite que sigan cortando el tránsito porque en vez de multar, es simple observador del caos que estas acciones provocan.