Iluminación, limpieza, control de vuelcos de basura, barrido, reductores de velocidad, banquinas, cámaras de seguridad, garitas de colectivos, perdidas de agua, estos son algunos de los pedidos que por años han formulado los vecinos y vecinas de avenida 13 de 90 hasta 610. Algunos cumplidos a medias, otros fueron promesas de campaña. Solo queda el olvido para un importante sector que delimita Villa Elvira de Altos de San Lorenzo.
Los pequeños conos que servía para disminuir las velocidades se rompieron, los rompieron o los sacaron. El caso es que las velocidades son tremendas y los controles no existen. Las luminarias, si bien es verdad que han robado los cables una y otra vez, están el debe de la gestión.
La basura se sigue amontonando en la cuadra del Sagrado Corazón, porque en las otras esquinas muchos vecinos se pararon de mano para que ocasionales ensuciadores no tiren la basura en el lugar. Muchos siguen de largo y arrojan en el paso de 10 de 86 a 90, donde es una Ceamse a cielo abierto. Ergo, esas bolsas cuando llueve fuerte terminan tapando desagües y los vecinos de allí se inundan.
Del lado de Altos de San Lorenzo, se han acostumbrado a tirar en el amplio sector que va de 98 hasta 605 y si es posible detrás del zanjeo, mucho mejor. Que no se vea, pero la mugre queda.
Nada, no ha pasado nada. Pero no pasa nada hace años. No ha cambiado. La gestión de Alak está a tiempo, ya pasó un año casi de su elección, y superar lo realizado por Julio Garro en Villa Elvira es una meta sencilla de lograr aunque, hoy por hoy, no la está alcanzado.