Vivió toda su vida en el Barrio donde se fundó el Club Tricolores donde tuvo siempre emparentada toda su vida. Si existiera un doctorado en su profesión de vendedor ambulante, Ezequiel Coronel, ya sería un magister reconocido de la ciudad.
“Nací en 1963 en la calle 3 y 94, hoy 5 y 94, donde en 1972 frente a mi casa se fundó el Club Tricolores. De esos años me acuerdo que de avenida 90 a la 96 había a lo sumo 40 casitas. Eran años en donde valía la palabra, el vecino era vecino y nos conocíamos todos” añoró y apuntó que “de esa época me acuerdo de la familia Álvarez a cien metros de casa, a los Rivas los teníamos al lado, más allá los Cabañas y los Gómez por 6 bis. Les digo más, desde mi casa hasta la avenida 7, solamente había seis casas”.
“Cuando éramos chicos, año 76 y 77, el arroyo Maldonado no media más de dos metros, jugábamos a saltarlo. Hemos pasado semana enteras lloviendo y nunca nos inundamos en aquellos años; claro está, hasta el 2013” advirtió.
“Mi infancia fue muy linda. Había ausencias, faltantes, pero éramos felices. En el barrio teníamos 2 bicicletas. Ni una por familia. Dos en todo el barrio y se prestaba para poder andar. Por ahí éramos como diez y esperabas el turno para dar la vuelta a la cancha de Tricolores. La llegada del club hizo que el barrio fuera diferente y para los pibes también porque jugábamos, ayudábamos y cuidamos la institución” recordó.
Coronel, amante del fútbol, contó que en la zona abundaban los potreros y las canchas donde se disputaban torneos interbarrios como en 121 y 96 donde jugaban más de 20 equipos. Otro lugar de convocatoria era el terreno de 93 y 115 propiedad de la familia Tejeda. “No había disturbios grandes, la cosa terminaba en la cancha y a tomar una cerveza. Te digo más, íbamos en el 18 a la cancha los de Estudiantes y Gimnasia. No había Tricolores o Montoro, éramos todos amigos, seguíamos al club de Villa Elvira” contó.
“Los bailes de Deportivo La Plata, los corsos del Carmen en Berisso, se disfrutaban, nos conocíamos todos, no había divisiones de barrios ni de camisetas. Villa Elvira era todo lo mismo y hasta eso se perdió. Antes de 90 a 610 y de 7 a 122 éramos todos una misma barra” se refirió.
Coronel es militante del peronismo desde su juventud y trabajó intensamente en los últimos años para que la ciudad vuelva a tener el sello de su partido. Hoy observa que la localidad no arranca y no se lo guarda: “A Villa Elvira la veo mal, me había puesto feliz que habíamos ganado las elecciones y pensé que íbamos a mejorar, pero me equivoqué no solamente no ha cambiado, sino que la veo cada vez peor”.
En ese contexto agregó “no podemos hacer mucho, no hay recursos, no digo monetarios sino de herramientas, materiales, maquinarias, ni la mínima herramienta de poder coordinar acciones con los que hoy llevan los destinos” y apuntó que “no tenemos un lugar desde donde aportar, dar una mano, y lo veo todo el día porque ando por todos lados, por donde recorro lo veo y lo noto como está Villa Elvira, y no estamos bien”.
“La verdad no solucionamos nada, me gustaría cambiar un montón de cosas, los micros pasan de largo, los chicos no llegan a la escuela, yo digo lo que veo. Me gustaría otra cosa, quiere ver gente joven trabajando, compañeros nuevos y terminamos siempre en los mismos que no dan un paso al costado, hoy estamos en uno de los peores momentos de los últimos 20 años” aseveró.
Coronel para finalizar comentó sobre su profesión: “trabajé en todos los trenes, me recorrí CABA de pide, trabajé en la cancha e ir a vender al Centro es mi cable a tierra. Yo creo que uno tiene un don y mi don es la venta ambulante, me gusta vender, pero los que tenemos muchos años también sabemos comprar. Entre los vendedores viejos hablamos de nuestra profesión y que, a pesar de las crisis, nosotros nos vamos a morir vendiendo porque sabemos lo que hacemos”.